Un Día A La Vez (Matutina De Jóvenes - 21 De Septiembre)
No se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas. Mateo 6:34
Una canción muy conocida lo dice: “Señor, por mi bien, yo quiero vivir un día a la vez”.
Thomas Carlyle, el renombrado escritor escocés, experimentó de la manera más completa la verdad del consejo de Jesús, que expresa nuestro versículo para hoy.
Ricky Christian narra en su libro Alive [Vivo] la experiencia de Carlyle. El historiador acababa de concluir un manuscrito sobre la historia de la Revolución Francesa. El día que terminó entregó la única copia del manuscrito al famoso filósofo John Stuart Mili para que lo leyera y lo criticara.
Fue entonces cuando sucedió lo inimaginable. El criado de Mili usó el manuscrito para encender el fuego en la chimenea. El rostro de Carlyle palideció cuando el filósofo le dio la devastadora noticia. Se habían perdido dos años de su vida. Se habían desperdiciado miles de largas y solitarias horas que había pasado escribiendo. No había modo alguno de reescribir el libro. Cayó entonces en una profunda depresión.
Cierto día, tiempo después, mientras caminaba por las calles de la ciudad, Carlyle observó un muro de piedra que estaba en construcción. Quedó paralizado. Concluyó que el extenso y elevado muro se erigía piedra por piedra. Una piedra a la vez. ¡Eurekal Él podía reescribir su libro de la misma manera. Si procedía a escribir una página a la vez, con el paso del tiempo podría rehacer la obra. Eso fue precisamente lo que hizo.
Christian observa: “A menudo, cuando nos enfrentamos a situaciones aparentemente imposibles, vemos el muro y no los ladrillos individuales. Pero la carga es más soportable si la tomamos día a día, tarea tras tarea [...]. Cristo oró por el pan de cada día, por el sustento diario. No se preocupó por el mañana, la próxima semana o el año siguiente. La ayuda de Dios viene día tras día”.
Cuán consoladora es esta verdad. Jesús no hacía planes anticipados, no tenía itinerarios.
Dios le revelaba cada día su voluntad. Era una de las razones por las cuales podía dormir en medio de la más terrible tempestad. Dios lo había enviado a ese viaje, y su persona y el éxito de su misión dependían de quien lo había enviado. Los itinerarios son necesarios en una época como la nuestra, pero Dios todavía dirige a sus hijos. Confíale tu vida hoy.
“¿Sabías qué…?”
Por: Félix H. Cortéz
Un Día A La Vez (Matutina De Jóvenes - 21 De Septiembre)
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11:13 p. m.
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