Cambio de Fortuna (Matutina de Jóvenes - 01 de Septiembre)
Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos Filipenses 2:7
La vida de Moisés ha alimentado la imaginación de la humanidad durante largo tiempo.
Hasta el personaje de Superman se inspiró parcialmente en el modelo de Moisés. De hecho, sus creadores, dos judíos intelectuales de Cleveland, llamados Jerry Siegel y Joe Shuster, articularon la historia previa del superhéroe a partir del Antiguo Testamento. Así como el bebé Moisés flotó en una barquilla de juncos en el río para escapar de sus perseguidores, el bebé Kal-EI fue lanzado al espacio en un cohete para salvarlo. Igual que Moisés, creció en un ambiente extraño antes de ser llamado a rescatar a la humanidad.
Lo que más cautiva de Moisés son las grandes vicisitudes por las que pasó. Fue condenado antes de ser concebido; nació en esclavitud; se convirtió en el príncipe heredero al trono de la nación más poderosa del planeta; fue traicionado por los esclavos a quienes quería defender; huyó al desierto y se convirtió en pastor de ovejas; Dios lo honró y estuvo en su presencia; se convirtió en el dirigente de la nación israelita, pero no pudo entrar en la tierra prometida por un error que cometió. Lo que más me asombra es que, si lo analizamos bien, veremos que Moisés pasó por estas experiencias por su propia decisión. Cuando tuvo la gloria de Egipto a sus pies, la abandonó voluntariamente para liberar a una raza de esclavos.
¿Harías tú lo mismo?
Ha habido otros, sin embargo, que han ennoblecido a la humanidad con su ejemplo.
John Leonard Dober y David Nitschman, un alfarero y un carpintero respectivamente, en el año 1732 fueron los primeros misioneros moravos. Estos hombres de ocupación humilde eran realmente extraordinarios. Aceptaron el llamado como misioneros para toda la vida y llevar el evangelio de Cristo a los esclavos de las Indias Occidentales. Sin embargo, para poder alcanzarlos con el evangelio se vendieron a sí mismos como esclavos. Cuando el barco salía del puerto pronunciaron las inolvidables palabras; “Que el Cordero que fue inmolado reciba la recompensa por su sufrimiento”. Para honrar a su Señor, entregaron sus vidas. Pocos lo son en circunstancias tan dramáticas, pero todos somos llamados. Jesús hizo lo mismo por ti. Decide seguirlo hoy sin importar lo que pase.
“¿Sabías qué…?”
Por: Félix H. Cortéz
Cambio de Fortuna (Matutina de Jóvenes - 01 de Septiembre)
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11:53 a. m.
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