No Pague El Diezmo (Caminando con Dios)

Dios no nos ruega que le “paguemos” el diezmo.  Simplemente nos pide que se lo devolvamos.  Él nos dice que su natural disposición es bendecir a los que confían lo suficiente en él para devolverlos, mientras que los que lo retienen, recibirán la recompensa de los que hurtan.

¿Se ha descarriado usted?  Dios dice: “Volveos a mi y yo me volveré a vosotros”.

El hombre pregunta, ¿En qué te hemos robado?  Dios responde: “En vuestros diezmos y ofrendas”.

El diezmo no es una cuenta que tenemos que pagar.  Si lo consideramos así, su devolución estaría inspirada en el miedo o la culpa.

El diezmo es un depósito que se nos hace en confianza y que permanece en nuestro poder hasta que lo devolvamos.

Dios nos pide que le devolvamos los diezmos y compartamos con Él la salvación de los perdidos.  Esto significa un consorcio con la Divinidad en una obra sagrada y estupenda.  Como canales, no hacemos otra cosa sino ser bendecidos mientras los fondos sagrados pasan por nuestras manos, “porque Él aumentará las oportunidades y acrecentará nuestros bienes”. (Nuestra elevada vocación, pág.199).

“Traed todos los diezmos al granero” es la orden de Dios.  No se hace ningún llamado a la gratitud o a la generosidad.  Es una cuestión de simple honradez.  El diezmo pertenece al Señor.  Él nos ordena que le devolvamos lo que le pertenece.  La Educación 134.

Por tanto: No “pague” el diezmo… ¡Devuélvalo!  Y no olvide ofrendar, produce gozo.

“Todas las naciones os dirán bienvenidos…”  Malaquías 3:12